La Diócesis de Palmira es una diócesis católica colombiana con sede en el municipio homónimo que hace parte de la provincia eclesiástica de Cali. Está conformada por las Parroquias de diez municipios Vallecaucanos (Candelaria, Darién, El Cerrito, Florida, Ginebra, Palmira, Pradera, Restrepo, Vijes y Yotoco), así como sus corregimientos. Su territorio, atravesado por el río Cauca, limita al este con la Diócesis de Buga, al sureste con la Diócesis de El Espinal, al sur y oeste con la Arquidiócesis de Cali, y al noroeste con la Diócesis de Buenaventura.3
Con territorio segregado de la Diócesis de Cali y la Arquidiócesis de Popayán, Pío XII creó la nueva diócesis, con Mons. Jesús Antonio Castro Becerra (que tomó posesión el 5 de marzo de 1953) como su primer obispo. Este fue reemplazado por Mons. José Mario Escobar Serna en 1983, y a su vez, por Mons. Orlando Antonio Corrales García en 2001, y posteriormente, por Mons. Abraham Escudero Montoya en 2007, quien fue obispo de Palmira hasta su fallecimiento el 6 de noviembre de 2009. Actualmente el Obispo Titular de la Diócesis es Monseñor Edgar de Jesús García, nombrado por Su Santidad Benedicto XVI el 24 de mayo de 2010.4 El Papa Benedicto XVI nombró como Obispo de Palmira a Monseñor Édgar de Jesús García Gil el 24 de mayo de 2010.
MONSEÑOR JESÚS ANTONIO CASTRO BECERRA
Nació en Palmira (Valle del Cauca-Colombia), el 26 de junio de 1908, fueron sus padres Don Antonio Castro Cabal y Doña Celia Becerra Lemos.
Adelantó sus estudios de Derecho y Teología en la Pontificia Universidad Javeriana, fue Ordenado Presbítero el 23 de diciembre de 1933 y ejerció su ministerio sacerdotal en la Arquidiócesis de Popayán. El 19 de agosto de 1948 fue elegido como Obispo de la Diócesis de Barranquilla, recibió la Ordenación Episcopal en la Catedral de Popayán de manos del Señor Nuncio del Santo Padre Monseñor José Beltrami, el 31 de octubre de 1948.
Su episcopado duró cinco años y se caracterizó por un especial cuidado pastoral con el mundo obrero y la dedicación por llegar a los pueblos del interior de la Diócesis.
Al ser creada la Diócesis de Palmira el 18 de diciembre de 1952 fue nombrado como su primer Obispo.
MONSEÑOR JOSÉ MARIO ESCOBAR SERNA
Excelentísimo Monseñor JOSÉ MARIO ESCOBAR SERNA, Obispo Emérito de Palmira, Curia Episcopal; Nació 18 de noviembre de 1927, fue consagrado Sacerdote el 1° de noviembre de 1953 y obispo el 29 de julio de 1974.
Sacerdote Santabarbareño ordenado el 1 de noviembre de 1953 en Medellín. Obispo auxiliar de Bogotá, el 20 de julio de 1974 para atender el vicariato castrense. Coadjutor de la diócesis de Palmira, el 3 de mayo de 1982, de la cual renunció el 13 de octubre del 2000 debido a una penosa enfermedad.
Con la presencia de Monseñor Mario Escobar Serna como nuevo obispo residencial de la Diócesis de Palmira a partir del 20 de Agosto de 1983, cobró nuevos méritos títulos la vida diocesana por amor a la iglesia que lo ha caracterizado como expresión fidedigna de su lema episcopal: “Sicut Christus Dilexiet Eclesial”.
En este renovarse de la Diócesis hay aconteceres que marcan la vigencia de nuestra pastoral: Hoy vivimos el fruto de las dos últimas Misiones diocesanas organizadas, orientadas, y dirigidas por Monseñor Mario Escobar; la primera con ocasión del jubileo de la Redención, año de 1983 y la segunda como preparación a la visita apostólica del Santo Padre Juan Pablo II a Colombia en 1986. A esto se suman las numerosas visitas pastorales a las parroquias de la Diócesis y las Jornadas por la Paz Nacional.
ORLADO ANTONIO CORRALES GARCÍA
El 23 de junio de 2002 se posesionó Mons. Orlando Antonio Corrales García, como Tercer Obispo de Palmira, en solemne ceremonia en la Catedral, con la presencia del Sr. Nuncio Apostólico, del Sr. Cardenal Pedro Rubiano, del Presidente de la Conferencia Episcopal, de Varios Arzobispos, Obispos, Clero, Religiosas, Autoridades y representantes de todas las parroquias.
Monseñor Orlando Antonio Corrales García. Nació en Abejorral (Antioquia) el 26 de Enero de 1947. Hizo sus estudios de especialización en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana, obteniendo el Doctorado en Teología moral en diciembre de 1979.
En estos años de ministerio sacerdotal no ha buscado otra cosa que servir con entera disponibilidad; procurando hacer voluntad de Dios y colaborando en la edificación de la Iglesia.
El Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo Titular de Tuccabora y Auxiliar de Medellín recibió la ordenación episcopal de Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, en la Catedral Basílica de Medellín el 25 de marzo de 1998. Un año después, fue nombrado Administrador Apostólico de Palmira el 29 de Julio de 1999, ante los quebrantos de Salud de Monseñor Mario Escobar Serna.
Aceptada la renuncia de Monseñor Mario el 13 de Octubre del año 2000 el Papa nombro a Monseñor Orlando Corrales, Obispo de Palmira el 9 de Abril de 2001, constituyéndose así el tercer Obispo de la Diócesis. Sucesor de Monseñor Jesús Antonio Castro (1954- 1982) y de Monseñor José Mario Escobar (1982-2000).
El Clero, los religiosos, religiosas y laicos encontramos en su sencillez y en su bondad, toda la riqueza espiritual de un Padre y un Pastor. Por lo mismo, recibimos su nombramiento como un regalo de Dios en la cercana celebración de los 50 años de nuestra Diócesis.
MONSEÑOR ABRAHAM ESCUDERO MONTOYA
Mons. Escudero Montoya nació en el municipio de Urrao (Antioquia) el 24 de enero de 1940. Realizó los estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de Medellín y se especializó en Teología Espiritual en la Universidad Gregoriana de Roma.
Fue ordenado sacerdote el 8 de junio de 1968 para el servicio de la Arquidiócesis de Medellín. Allí fue Director Espiritual en los Seminarios Mayor y Menor, Director de la Casa de Formación Paulo VI, Delegado para la Pastoral Juvenil y Vicario Episcopal de Religiosos.
En 1986 fue designado Obispo Auxiliar de Medellín, recibiendo la ordenación episcopal el 21 de junio de ese mismo año. El 30 de abril de 1990 fue nombrado Obispo de El Espinal, diócesis que gobernó hasta el 2 de febrero de 2007 cuando fue designado para la Diócesis de Palmira, ubicada en el departamento del Valle del Cauca, en el sur del país. Era miembro de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación Social.
MONSEÑOR EDGAR DE JESÚS GARCÍA GIL
El Papa Benedicto XVI nombró obispo de la diócesis de Palmira a monseñor Edgar de Jesús García Gil, hasta ahora obispo de Montelíbano.
Monseñor Edgar de Jesús García Gil nació el 13 de octubre de 1946 en Roldanillo, en la diócesis de Cartago, donde se preparó para el sacerdocio en los seminarios menor y mayor.
Fue ordenado sacerdote el 28 de agosto de 1971. Se licenció en Teología dogmática en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.
En la diócesis de Cartago, fue vicario y párroco, profesor del seminario menor, delegado diocesano de pastoral familiar, rector del colegio diocesano Pablo VI, canciller diocesano, profesor y formador del seminario regional de Cali y, entre 1984 y 1992, rector del seminario mayor.
El 8 de julio de 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Cali y recibió la consagración episcopal el 8 de septiembre de 1992. El 28 de octubre de 2002 fue nombrado obispo de Montelíbano.
La Diócesis de Palmira fue creada por Pío XII, el 17 de diciembre de 1952, cuando la separó de la arquidiócesis de Popayán y de la diócesis de Cali.
El territorio Diocesano abarca un área de 3.500 kilómetros cuadrados, una gran planicie al suroeste del Valle del Cauca.
DIOCESIS DE PALMIRA JUBILEO 2012 “60 AÑOS CONSTRUYENDO EL REINO DE DIOS EN EL VALLE DEL CAUCA”
“UN AÑO DE GRACIA…, PARA ESTAR EN LAS COSAS DEL PADRE (LUCAS 2,49)"
Nuestra Diócesis de Palmira en este año del Señor 2012 entra al año 60 de su creación. El Papa Pio XII la creo tomándola de su antigua jurisdicción, la arquidiócesis de Popayán en diciembre del año 1952.
Cada uno de los obispos nombrados Monseñor Jesús Antonio Castro Becerra, Monseñor Mario Escobar, Monseñor Orlando Corrales y Monseñor Abraham Escudero han dejado como pastores y padres profundas huellas espirituales en el alma de la feligresía y muchas obras materiales que sin duda han servido para la evangelización de esta jurisdicción eclesiástica. Entre otras, principalmente las 46 parroquias que poco a poco se han ido erigiendo a lo largo de estos 60 años de recorrido.
Providencialmente en este comienzo de milenio, nuestra Iglesia Católica han lanzado un llamado para la “Nueva Evangelización” y a nivel continental estamos invitados desde la reunión de los obispos en Aparecida, mayo 2007, a la Misión continental que debe ser la materialización de un proceso que acentúe y ponga a la Iglesia y a todos en la Iglesia en un estado permanente de misión.
Esta actitud misionera solo puede proceder de la hondura de un encuentro personal y comunitario con Jesucristo. Para ello queremos seguir y aplicar el método de Jesús: preguntar, escuchar y ofrecer una experiencia de vida (Juan 1, 35-51)
Además a nivel de nuestra provincia del Valle del Cauca los obispos estamos buscando medios para una comunión más fuerte en algunas propuestas pastorales y en unos signos visibles de encuentro para fortalecer la comunión y el testimonio misionero
Es por esto que he tomado la decisión de convocar un año Jubilar con motivo de los 60 años de la Diócesis de Palmira.
Será una año de gracia como lo expreso Jesús en la sinagoga de Nazaret citando a Isaías: Lucas 4, 18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos =19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =
Queremos dar gracias a Dios y pedir perdón por nuestros pecados. Pero al mismo tiempo sabemos que este tiempo de gracia es una bendición de Dios para nuestro crecimiento personal y comunitario a partir de una propuesta de conversión personal, pastoral y eclesial para todas las personas que estamos comprometidas en la construcción del Reino de los cielos en esta porción del Pueblo de Dios.
El Jubileo será una oportunidad para alimentar la fe, sembrar esperanza y crecer en caridad. Será también la plataforma de lanzamiento para la misión permanente que es una prioridad en la nueva evangelización de nuestro continente.
Frente a las situaciones de injusticia y de violencia que se están dando en nuestros municipios por parte de los alzados en armas y de la delincuencia común, también queremos apostarle a la justicia y a la paz en nuestras 46 comunidades parroquiales de los 10 municipios del valle del cauca que conforman la diócesis de Palmira.
En esta perspectiva el año jubilar es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor único salvador del mundo. Su objetivo es el de poner la evangelización en primer lugar, para hacer más responsable y fructífera la participación de los fieles en los sacramentos, de tal manera que cada uno pueda hablar de Dios al hombre contemporáneo y anunciar el Evangelio de manera incisiva a los que nunca lo han conocido o lo han olvidado.
En las parroquias estamos todos invitados en cabeza de nuestros párrocos y vicarios, maestros de la fe, a fortalecer la catequesis como 3la acción más adecuada para cimentar el proceso de iniciación cristiana tanto para niños como para jóvenes y adultos a través del Ritual de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA).
A establecer donde todavía no se tenga la Escuela bíblica para que la Palabra de Dios sea conocida, estudiada y vivida a través de la práctica secular de la lectura orante ó (Lectio Divina).
Estamos, también invitados, en cabeza de nuestros párrocos y vicarios, sacerdotes de Cristo, a participar con mayor entusiasmo de la vida sacramental de nuestra Iglesia, sobre todo con la Eucaristía dominical que celebra la Resurrección del Señor, pan de vida eterna y bebida de salvación con una homilía bien preparada en los misterios centrales de nuestra salvación.
Y finalmente, estamos invitados en cabeza de nuestros párrocos y vicarios, pastores de Dios, a vivir de una manera bien concreta la caridad pastoral con los pobres y excluidos, es decir, con todas las personas que sufren por su dignidad golpeada o pisoteada por las injusticias de nuestros pecados y egoísmos.
Este año jubilar también debe ser la oportunidad para que nosotros los presbíteros de la Iglesia de Jesucristo, El Señor Resucitado,continuemos nuestro camino de santidad sacerdotal haciendo brillar en nuestra vida diaria las exigencias evangélicas de la castidad, pobreza y obediencia que Jesús mismo vivió y nos enseñó en su misión itinerante por la tierra de Israel.
Al mismo tiempo la fraternidad sacerdotal en comunión con el obispo será otra fortaleza que durante el tiempo del jubileo debe sobresalir como una manifestación permanente de comunión eclesial entre nosotros y en la provincia del Valle del Cauca.
Nuestras religiosas y religiosos, con sus asociaciones laicas, testigos de una vida consagrada al Señor y a la Iglesia, han sido siempre para nuestra diócesis una riqueza de identidad de Iglesia que seguiremos valorando y apreciando en sus diversos carismas y apostolados.
Contamos sin lugar a dudas, con los fieles laicos, miembros de las múltiples comunidades, asociaciones y movimientos comprometidos en la animación de la vida cristiana de nuestras parroquias. Estos grupos de vida apostólica jalonados por los hombres y mujeres fieles cristianos estarán en íntima comunión con el obispo y las parroquias para ejercer su testimonio apostólico que los mantenga siempre como luz del mundo y sal de la tierra.
Nuestro Jubileo diocesano o Año de gracia del Señor, comenzará el sábado 28 de Enero con una gran celebración Eucarística de Apertura, a las 10 de la mañana, introducida con una presentación de música religiosa en el atrio de la Iglesia catedral Nuestras Señora del Palmar en el parque principal de Palmira y concluirá el sábado 8 de diciembre del presente año con la celebración de los 60 años de la Diócesis de Palmira en la misma Catedral.
Dentro de este tiempo viviremos y celebraremos momentos especiales por temas y grupos de personas que de una o de otra forma están involucradas en el proceso de la vida diocesana: Los movimientos laicales, la vida consagrada, la pastoral social, las personas que integran la vallecaucanidad de nuestra región y las demás culturas acogidas, el mundo del trabajo, la academia, los medios de comunicación, la política y los organismos del estado, el ecumenismo, la ecología y la salud, la cultura, el arte y el deporte y las familias.
Durante el año Jubilar tendremos un congreso Eucarístico y un congreso mariano dedicado a nuestra Señora del Rosario del Palmar, patrona de la ciudad de Palmira y de nuestra catedral.
A Jesucristo, el Señor de la Historia, le confiamos este año de Jubileo y también nos encomendamos a la maternal intercesión de María, la Virgen Madre, a San José, Obrero, su castísimo esposo, patrono de la diócesis de Palmira.
Reciban todos ustedes mi bendición episcopal a los seis días del mes de Enero del año del Señor 2012.
ANUNCIO Y APERTURA DEL AÑO DE LA FE - 2013, CONVOCADO POR EL PAPA BENEDICTO XVI
GLOSARIO BÍBLICO ECLESIAL UTILIZADO.
JUBILEO: Es una celebración llena de gozo que tiene sus orígenes en la Historia Sagrada. Desde el Antiguo Testamento se celebran los jubileos (Ex. 23, 10-11; Lev. 25, 1-28; Dt. 15,16). Como signo de fiesta se dejaba reposar la tierra, se liberaban los esclavos, se perdonaban las deudas. El objetivo de celebrar un año jubilar, era para devolver la igualdad entre todos los hijos de Israel. El año jubilar debía servir para el restablecimiento de la justicia social. Esta celebración era parte de la ley Levítica y significaba traer un tiempo de justicia, paz y perdón. Moisés habla al pueblo de Israel en la ley sobre este año particular, Lev. 25, 10-19. La trompeta con que se anunciaba este acontecimiento era un cuerno de morueco, que se llama “Yobel” en hebreo, de ahí la palabra “Jubileo”. La celebración de este año llevaba consigo, entre otras cosas, la restitución de las tierras a sus antiguos propietarios, la remisión de las deudas, la liberación de los esclavos, y el reposo de la tierra. En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como Aquél que lleva a su cumplimiento el Jubileo antiguo que anunció Isaías, ya que Él ha venido a “predicar el año de gracia del Señor”. Is. 61, 1-2. Se necesitaba una proclamación hecha con el sonido de trompeta para enfatizar la importancia del evento, para hacer conocido a todo el mundo con gozo de que Dios demanda justicia en la tierra, el compartimiento de las riquezas y que Él perdona los pecados.
GRACIA: favor gratuito, agraciado, feliz. La gracia es el don de Dios que contiene todos los demás, el don de su Hijo Rom. 8,32, pero no es sencillamente el objeto de este don. Es el don que irradia de la generosidad del dador y envuelve en esta generosidad a la criatura que lo recibe. Dios da por amor, y el que recibe su don halla cerca de él su gracia y complacencia.
MISIÓN: Envío por un llamado de Dios, ir a cumplir una tarea en su nombre, que fundamentalmente es llevar su Palabra y gracia, hacerle presente, servir a su causa en medio del mundo.
EVANGELIO – EVANGELIZAR: Para nosotros el evangelio designa ya el escrito que narra la vida de Jesús, ya el pasaje del mismo que se suele leer en la misa. En griego profano, evangelio significaba «buena nueva», particularmente anuncio de victoria. Sin embargo, la palabra «evangelizar» fue tomada por el lenguaje cristiano con el sentido de anunciar la buena noticia de la salvación en Cristo.
IGLESIA: este término, que viene de ekkaleó(convocar), indica por sí mismo que Israel, el pueblo de Dios, era la agrupación de los hombres convocados por la iniciativa divina, convocación santa. En el mundo griego la palabra ekklesia, de la que iglesia no es sino un calco, designa la asamblea del demos, del pueblo como fuerza política. Este sentido profano el libro de los Hch. 19,32.39, colocará el sentido religioso cuando Pablo trata del comportamiento actual de una asamblea cristiana reunida «en Iglesia» 1Cor 11,18. La Iglesia es la asamblea santa de los hijos de Dios llamados por Él a ser su familia por medio del bautismo.
DIÓCESIS: La diócesis es una porción del pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo con la cooperación del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él en el Espíritu Santo mediante el Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en la cual verdaderamente está presente y actúa la Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica
“Un año de gracia... para estar en las cosas del Padre” Lc. 2, 49
2012 año Jubilar Diocesano y sensibilización en la misión permanente
Objetivo General: Convocar y celebrar con toda la comunidad diocesana de los 10 municipios que la conforman la gran Fiesta de los 60 años de la Diócesis de Palmira como una oportunidad de renovar nuestro compromiso evangélico en la transformación social de nuestro valle del cauca, y a la vez sea la plataforma de lanzamiento para la misión permanente que es prioridad en la evangelización de cada comunidad.
Marco de referencia: La identidad y esencia profunda de la Iglesia es evangelizar al ser humano en su integralidad, construyendo el Reino de Dios con todos sus valores y con los retos que trae una anticultura de muerte y la vulneración de la dignidad de las personas. Las líneas de dirección y los criterios para este anuncio de la buena noticia nos lo dan las conferencias episcopales latinoamericanas.
Proyección de la Diócesis: Llevar mas adelante y concretamente la misión de Cristo y su Iglesia, anunciando un humanismo cristiano que le da sentido a la vida y a la sociedad. El camino recorrido y celebrado será punto de partida para este proyecto con una visión de verdaderos discípulos misioneros comprometidos en la construcción de un mundo mejor, La civilización del amor.
Ejes transversales del Jubileo Diocesano:
Anuncio de Jesucristo a los más alejados de la fe: La misión permanente.
Trabajar por la paz y la justicia.
Valoración de la vallecaucanidad.
Celebración de Apertura: En el contexto de la fiesta de la conversión de San Pablo, será la apertura el sábado 28 de enero junto con el jubileo de los movimientos laicales. 10 a.m. plaza de Bolívar, frente a la Catedral Nuestra señora del Rosario del Palmar.
Dos elementos fundamentales en la Eucaristía de apertura:
1. Acción de gracias a Dios por nuestra Iglesia y su recorrido evangelizador (valoración y reconocimiento del camino recorrido).
2. Acto penitencial. (Reconocimiento de la necesidad de conversión personal y pastoral, luces y sombras).
En la clausura de diciembre: Retos y desafíos de la Iglesia en su misión permanente.